DEBLA.f. [Del caló debla. dios.] Cante con copla de cuatro versos, que como la carcelera, el martinete, la nana, la saeta y las demás tonás, pertenece al grupo de cantes sin guitarra, siendo su ornamentación melismática mas profusa que los demás del grupo. De ejecución difícil, requiere que el cantaor posea además del conocimiento del estilo, cualidades y facultades propicias para interpretarlo, José Blas Vega ha analizado así el origen y la evolución de este estilo: «De los cantes sin guitarra, la debla es el más enigmático, contribuyendo a aumentar su leyenda la significación en caló de su nombre por diosa. Yo creo que la debla es la antigua toná de Blas Barea que por razones etimológicas andaluzas pudo formar la palabra de-Blá y el debla o deblica barea con que a veces se remata el cante. Demófilo dice en 1881 que varios cantaores le contestaron que debla era el apellido de un cantaor. Artísticamente y por tradición Barca El Viejo está considerado como el mejor intérprete. Se dice que era uno de los cantes más difíciles de interpretar, por lo que no tiene nada de particular que la modalidad primitiva, ya poco conocida a partir de la mitad del siglo pasado, desapareciera en el secreto de don Antonio Chacón, pues parece ser que sólo se asemejaba con la actual versión en los aires de entrada, siendo luego sus tercio ligados. Lo que hoy se canta como debía es una toná popularizada por el gran Tomás Pavón hacia 1940». Ricado Molina y Antonio Mairena, en su obra Mundo y formas del cante flamenco, tras considerar que la debía perdida en el tiempo fue en sus orígenes una toná de carácter religioso, abundan en la misma teoría sobre la actual debla: «Según nuestra experiencia, el que puso en circulación el cante que hoy llamamos debla fue Tomás Pavón. Ahora bien: la debla de Tomás Pavón ¿es la primitiva?, ¿la transmitió con fidelidad?, ¿en que fuente bebió?, ¿era esta fidedigna?, ¿se trata de una reelaboración personal? Misterio... Los cierto es que hoy por hoy. no tenemos otro punto de referencia más autorizado y más valioso que la debía del genial maestro sevillano. Puede afirmarse, pues, con poco riesgo de error, que cuantos hoy la interpretan aprendieronla directa o indirectamente de la renacida por obra y gracia de Tomás Pavón». En su Colección de cantes flamencos, aparecida en 1881, Demófilo, recoge nueve letras de deblas, pero ninguna de ellas es la que dice «Por las angustias grandes / que he pasao yo / cuando vi salir al padre de mi alma / en la conducción. / Deblica barea», que según José Blas Vega se cantaba en Triana a fines del siglo pasado. y sólo conocida por Tomás Pavón. Pepe de La Matrona y Caracol El Viejo.
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