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Palos y Sonidos

RONDEÑA. f. [De Ronda, ciudad, o de ir a rondar, a cantar a una moza, costumbre de muchos lugares de España, pero poco o casi nada practicada en Andalucía.] Cante con copla de cuatro versos octosílabos generalmente con rima consonante, que se convierten en cinco por repetición normalmente del segundo, o de cinco, sin necesidad de repetición de ninguno de ellos. José Luque Navajas asegura: «La rondeña es otro tipo de bandolá. Se trata de un fandango muy antiguo, perteneciente al área de la capital, que tomó su configuración durante el siglo pasado, al cambiar el campo por la urbe. Tal como hoy la conocemos es una de las bandolás más floridas; sin embargo, en su primera fase o forma era menos recargada de melismas y algo más lenta». Ricardo Molina y Antonio Mairena. en su tratado en colaboración, son rotundos al definir la rondeña: «El más viejo fandango malagueño conocido y cantado aún es la rondeña, a la que abundan referencias de los escritores costumbristas y aun en la prensa del siglo XIX, como el diario malagueño El Guadalhorce. Sin compás, ad libitum, la rondeña no es sino un fandango local, típico de la pintoresca villa de Ronda... Yerran los que suponen que su nombre procede del rondar nocturno y galante. Su expansión en el siglo XIX debió ser enorme. Desde Jabalquinto a Aracena y desde Almería a Tarifa toda Andalucía cantó rondeñas. Su mundo temático es muy amplio. No obstante predominan las letras camperas y descriptivas, de inspiración muchas veces literaria. En rigor, no puede hablarse de maestros especializados. Ya hemos dicho en otro sitio: todo el mundo las cantó y nadie fue cantaor». Alfredo Arrebola, cantaor e investigador del flamenco, ha explicado así el momento que la rondeña atraviesa como baile: «En la actualidad se baila la rondeña, pero con un aire que evoca al taranto, llamada rondeña por zambra, con lo cual los bailaores y bailaoras ofrecen un baile, con la misma Justeza que el taranto, más abierto y más florido». Pero donde la rondeña ha adquirido mayor calidad flamenca y artística ha sido en el toque de guitarra, desde que creara su versión Miguel Borrull, padre; siendo el primer gran intérprete que engrandeció el estilo Ramón Montoya, que hizo en uno de sus solos, grabado en disco, una auténtica creación, de una riqueza musical sorprendente, marcando la pauta a seguir los concertistas posteriores; y entre los que últimamente han descollado por este toque destaca Manolo Sanlúcar. Cantaores contemporáneos practicantes de este estilo, principalmente en sus discografías, son entre otros Fosforito, Antonio de Canillas, Alfredo Arrebola, Jacinto Almadén, Juan de la Loma, Enrique Orozco, Antonio Ranchal, Rafael Romero, José Menese y Cándido de Málaga.

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